Entré en la cocina bostezando, y ahí estaba Erik.
-¿Tú no deberías estar en clase? -le pregunté.
-¿Y tú? Ayer os metisteis una buena fiesta eh! -dijo con un tono pícaro, maldito niño.
-Olvidame... -le dije mientras me preparaba u ntazón de cereales y salía al salón.